lunes, 8 de octubre de 2007

EL CASABE, UNA RECETA QUE SE COCINA EN EL OLVIDO

Desde hace años un producto de la tierra, transformado por las manos de los indígenas de América, dio origen a un alimento que aún hoy forma parte de las recetas de los colombianos, el casabe.
El casabe es un producto hecho a base de yuca conocido por ser el “pan” de los indígenas, esto debido a que en la época precolombina la yuca era uno de los principales cultivos, por lo tanto los productos que se generaban de sus preparaciones formaban parte fundamental de la alimentación aborigen.
Existen registros históricos, en representaciones de arcilla de las raíces de la yuca en la costa del Perú, que datan de 2000 años a.c.
La palabra yuca proviene de casabi, nombre dado por los indios Arawacos a las raíces de yuca, de ahí el nombre con el que se le conoce al casabe.
Con la llegada de la conquista de los españoles a América, la alimentación a base de casabe se hizo extensiva a los nuevos pobladores, que trajeron consigo esclavos africanos, quienes hicieron del casabe un consumo base de su alimentación.
Además del casabe, los indígenas preparaban con el líquido que se desprende de la yuca, una bebida fermentada denominada yare o chicha.
En la cultura indígena Uitoto ubicada en el amazonas colombiano, el casabe además de ser una fuente de alimento es parte de la construcción mítica de sus leyendas. Según historias propias del pueblo, la yuca al ser preparada expedía un veneno que fue matando a la población, fue así como el cacique o (Guara Roedor) quien por poco muere por el efecto del veneno decide crear en compañía de la comunidad instrumentos para la preparación del casabe.
De esta forma y como parte de una cultura integradora, aparecen bailes hechos a divinidades como yoroyima, buinama, tatango, moniya y ringo (diosa de la yuca), con danzas y ritos se le rinde homenaje a estos personajes, al tiempo que se participa en la elaboración del casabe, dando como resultado un delicioso alimento de la más alta calidad.
Dentro de los principales países productores de casabe se encuentran Colombia, Guatemala, Belice, Haití, República Dominicana, Honduras, Brasil y Venezuela.
El Caribe colombiano es uno de los principales consumidores de este producto. Sin embargo, la tradición de la preparación del casabe ha perdido fuerza, debido a que los hijos de los “casaberos” (preparadores de casabe), no quieren seguir con la costumbre.
En Arjona, un municipio aledaño a Cartagena, aún se pueden encontrar casaberias, lugares donde se hace la preparación tradicional del casabe. Los productores son campesinos de la zona, que se sostienen con los cultivos de yuca y los productos que generan del mismo.
Aníbal Caballero, un arjonero de 66 años es uno de esos hombres que encontró en la fabricación del casabe una forma de subsistir y mantener a su familia. Su casa ubicada en la calle Las Palmas, es referencia obligada a la hora de buscar casabe, en su patio tiene todos los elementos base para la preparación de este producto.
“Yo fabrico el casabe desde que era muy pequeño, mi mamá lo hacia y mi abuela también, mi papá recogía la yuca y yo lo ayudaba, así fue que empecé, ahora lo comercializo en Cartagena, donde gusta mucho” afirma Aníbal.
En la preparación del casabe interviene toda la familia, Aníbal es quien se encarga de la preparación, su hijo Aníbal Jr es quien recoge la yuca y su esposa Gloria es quien se encarga de distribuirlo en Cartagena, especialmente en el portal de los dulces o el mercado de Basurto.
“Cada mañana yo viajo a Cartagena con los casabes que prepara mi marido, llevo mil y los vendo casi todos, a la gente le gusta mucho sobre todo los que son de coco” afirma Gloria.
Pese a que esta familia ha basado su economía en la fabricación de casabe, su hijo se niega a seguir con la tradición, pues dice que el calor y todo el proceso por el que tiene que pasar la yuca para llegar a casabe es muy agotador, por esta razón Aníbal Jr prefiere no continuar la practica “uno se calienta mucho, mi papa está perdiendo la vista por el horno y el trabajo con el pilón es muy pesado, yo prefiero dedicarme a otra cosa”.
Son pocas las familias que siguen trabajando en esta exquisita tradición, sin embargo, en la dieta de los cartageneros y en especial de los caribeños sigue apareciendo el casabe como elemento integrador de culturas, porque ha resistido procesos como la conquista y prácticamente la extinción de la cultura indígena.
El casabe se puede saborear con arroz de cerdo, relleno de coco, untado de platanito o con ralladura de queso, tradicionales acompañantes de este manjar, que bajo en calorías y fuertemente nutricional es un alimento digno de rescatar.

Preparación
1. Se pela la yuca. Se lava. Se ralla. Se deja escurrir en un colador. Luego Se prensa fuertemente para exprimirle todo el jugo. Para esto se utiliza un sebucán (utensilio indígena para este fin hecho de fibras de cana)o en su defecto un colador muy fino
2. Luego se procede a pasar al pilón, donde se machaca hasta que queda una masa uniforme.
3 Una vez esté lista la masa, se coloca sobre una plancha caliente, se vierte la cantidad de yuca necesaria para cubrirlo. Con una espátula de madera para formar una capa de unos 3 milímetros de espesor. Se remueve hasta que la masa quede dura y con forma circular.
4. Finalmente se ponen las tortas al sol para que se sequen bien y no corran peligro de enmohecerse.
5 Se puede acompañar con coco o con cualquier aderezo de su elección.


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viernes, 5 de octubre de 2007

“El Cuchilla y el Uso” Dos personajes llenos de gracia


Para muchas personas el solo hecho de pensar en el cuchilla y en el Uso, es sinónimo de risa y carcajadas. Ellos son todo unos personajes y ante las dificultades de la vida resaltan los momentos felices, el cuchilla la gloria de haber sido un boxeador, aunque su cuerpo no lo demuestre y el uso da gracias por su hija, su razón para vivir y su gran gloria la de regalar sonrisas, un don que le agradecen al de arriba.

Edelberto Geles, de 50 años, primito hermano de Omar Geles, como el mismo se presenta conocido popularmente como el cuchilla, vive con su familia ‘el imperio’ como le llama a sus nueve hijos, en el barrio Camino del medio, donde ha pasado gran parte de su vida.

Edgar Martínez Julio es un hombre humilde de la ciudad de Cartagena pero tan famoso como el alcalde o cualquier personaje de la vida pública, oriundo del barrio Chino, reconocido bajo el alias “Uso Carruso” tiene 40 años de vida.

Para el cuchilla y el uso el resultado del diario vivir es el mejor material para inventar sus chistes, ellos se encargan de sacarle en todo momento el chiste a la vida y tener el placer de compartirlo quienes quieran escucharlos.

Ambos comparten el bello negocio de “sacar” sonrisas. Lugar: Parque del Centenario. Su público fiel: Transeúntes y estacionarios del parque. Hora: 4:30 de la tarde, así se dan cita la risa, el “relajo” y el buen humor criollo que es el mejor elíxir para aliviar y olvidar penas y pesares.

Por cosas del destino y gajes de su oficio el Uso conoció al “Cuchilla” uno de los veteranos del humor cartagenero, quien además asegura ser su mentor, cuando dice entre risas “yo al “Zorro” y a “Uso” les enseñé mucho, así es de que me tienen que respetar” a lo que “Uso “responde afirmativamente y agrega “la vaina es que tú a veces me sacas la piedra mi vale, no me quieres es respetar” –finaliza al darle una palmadita en la espalda al “Cuchilla”-. A pesar de sus momentáneas discrepancias en la hoja de vida de ambos, pesa la experiencia en la sección “la Gozadera” de la emisora Olímpica Stereo, en la que compartieron micrófonos en más de una ocasión de 6:00 a 9:00 am, por algunos años.

Les encanta ver a su público riéndose, que los saluden aquí y allá, su oficio no lo cambian por nada y aunque no ganan mucho dinero, consideran que tienen lo suficiente para vivir feliz.

Por su trabajo diario de aproximadamente una hora en sus presentaciones en el Parque del Centenario, recibe cada uno entre $20.000 y $ 30.000 pesos diarios, que sumados a lo que gana por la venta ambulante de música piratas y por supuesto videos de sus presentaciones, les alcanza para pagar servicios, la comida, vestir y demás necesidades básicas de su hogar, y “por supuesto pa el roncito” dice el cuchilla entre risas



El atractivo repertorio de el cuchilla, incluye términos en ingles acomodados a sus chistes, que aunque a veces pasados de tono son los más pedidos por la gente, pero el aclara que tiene chistes para cada ocasión y lugar, como por ejemplo en colegios de monjas, donde le toca la difícil tarea de contenerse ante un “nojoda”.

El uso por su parte considera, “no hay como la universidad de la calle pa´aprender”, de ella saca la mayoría de sus chistes. Según sus seguidores, “sabe de creatividad e inventa bastante”.

Uso se ganó también el apodo de “concentración”, pues aseguran algunos de sus escuchas que posee una gran retentiva. Para el uso el lenguaje que ellos usan para sus chistes es el ideal, “ese es el idioma del pueblo, si uno no habla así, no da igual de risa, de todas maneras uno cambia la vaina cuando le toca presentarse en otro lado más fino, más puppy”.(risas)

El cuchilla responde:
Lo bueno del cuchilla: ‘la risa que regalo a mi publico’

Lo malo: la gente que no se ríe

Lo bonito: siempre estoy contento

Lo feo: NADA

¿Qué te da risa?: ‘Todo lo que le pueda sacar punta’

¿Qué o quien no se merece tu sonrisa?: ‘Todos la merecen, pa’que se contagien’.

¿Qué es la vida para ti?: ‘Lo mejor que Dios me dio’.

¿En cuanto al amor como te sientes?: ‘estoy enamorao, me gustan las mujeres, ustedes me gustan’

¿Eres feliz?: Sizaya pero cayeye

Su frase de vida: ‘Hay que buscarle el chiste a la vida pa` que sea más bonita’


El Uso responde:
¿Cuál es su alegría más grande?: Hacer reír a la gente, sobretodo a la del parque, me hace feliz jalarle la risa al otro.

¿Qué experiencia difícil recuerda?: Uy! la primera vez que tenía que presentarme en el parque, chulearon feo.

¿Que sería bonito?: El mundo sin peleas y sin pobre, que todo el mundo tenga pa` comer.

¿Qué es feo para usted?: Mi suegra es bien fea. (Risas)

¿Cómo es un día de su vida?: Me levanto y me encomiendo a Dios, lo mismo por la noche. El la mañana me levanto y me tomo el café é leche, lo que haya de desayuno, juego con mi hija, veo televisión, escucho música, “mamo gallo”, a eso de las 4:00 p.m. salgo pa´l `trocen´ (centro) al parque y después derecho pa` la casa.

¿Quién merece su sonrisa y quién no?: Todo el mundo se merece sonreír, pero el que me tenga la mala, pues no.

¿Qué le produce carcajadas?: Cosas, personajes que dan risa, como el “cuchilla” y hasta yo.

¿Qué se necesita para cambiar al mundo?: Hay que hacer reír a más gente, que la gente cambie y ponga de su parte, que usté pueda andar tranquilo por la calle, no como está el mundo ahora que usté va por la calle y le dicen quítate los zapatos, usté no es feliz, esa persona no es feliz. Este mundo está es echao a perdé.

¿Es feliz? : Me siento un hombre bien feliz, es que se siente muy bien cuando se hace al otro reír, todo bien gracias a Dios

¿En qué cree?: En Dios, es el superior y en que las cosas pasan por algo.

Una frase que lo represente: Yo siempre digo pa´todo, porque es que en este mundo mi vale se ve es de todo y digo así: “Es que pasan vainas.”

Un saludo para todos los que leen este blog: Bueno mi gente, siempre positivo a todo, que las vainas pasan por algo, mucha fe en Dios.


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jueves, 4 de octubre de 2007

¿Y dónde está la crítica?


¿La crítica de arte en Cartagena murió? ¿Quién la resucita? ¿Queda algún crítico?

Para Cartagena de Indias no sobran elogios cuando de describir su encanto, belleza y colorido se trata. Artistas, compositores y escritores coinciden en que la ciudad goza de un paisaje de innegable atractivo cuyo sentido de inspiración es casi inagotable, desde las pintorescas figuras de Bazurto o la arquitectura colonial de la ciudad vieja hasta la risa de la palenquera. Es una ciudad musa para el arte. ¿Cómo se explica entonces que una ciudad que goza de tales credenciales no cuente con espacios en los medios de comunicación para la crítica de arte?

El grado de sorpresa ante esta situación no es realmente alarmante. Por un lado existe una población indiferente hacia problemáticas gravísimas de carácter social en la ciudad (corrupción, prostitución, miseria) que por ende no resultará aludida por la extinción de la crítica de sus artistas. Y por el otro existe otra población que vive aquellas problemáticas y que naturalmente no le genera preocupación el mundo de la cultura y el arte.

Ricardo Chica docente de la Universidad de Cartagena y encargado de la crítica de televisión de la revista Viernes, señala que la apatía del público es producto de la falta de oferta cultural de la ciudad, pues no esta pensada para los sectores populares y de hacerlo tendría que ser necesariamente una oferta permanente, gratuita y de calidad. Esto sumado a la falta de un programa efectivo de educación orientada a la apreciación del arte en los colegios, da la estocada final para la falta de interés del público.

Sin embargo qué hay de esos cuya atención está fijada en la apreciación del arte, o para aquél embriagado de tanta inspiración emanada de las murallas que se le da por pintar, cantar, escribir o actuar. ¿No debería haber un espacio exclusivo en los medios de comunicación que satisfaga tal segmento de los cartageneros? Difícilmente.

No es nada nuevo saber que los periódicos son negocios, y como tales tienen prioridades comerciales, las banderas de la profundidad, el cubrimiento y verdad vienen después del número de publicidad que se vende. Los manuales de salvación de Bastenier no mencionan lo cultural como incentivo de venta, como tal ningún periódico sacrificaría cinco millones de pesos en publicidad por líneas de textos, y menos si no es política ni sucesos. En el caso de El Universal la coartada consiste en la publicación de la columna Al día con la Cultura, la revista Viernes y el Dominical espacios dedicados a la información cultural, unos más que otros.

¿De qué nos quejamos? Si bien el trabajo que se realiza desde el periódico no es despreciable, está lejos de equipararse a la esencia de una labor de crítica especializada, y en el peor de los casos se tratan de anuncios culturales que distan mucho de compararse con el despliegue informativo de épocas anteriores, de los comentarios de expertos cinéfilos como Alberto Sierra en los 70s y 80s o Mario Mendoza en la música e incluso el Tuerto López, antes y después de los 50 y ni hablar del Grupo de los 15 de la mano de Pierre Daguet en los 60’s y la columna de Rafael Díaz (Juan del arte) en El Diario De La Costa; es decir los críticos cartageneros se extinguieron o están por extinguirse, sus espacios en los medios ahora los ocupan catálogos de perfumes, entrevistas de sofá y fotos de recién graduados.

Entonces ¿Qué paso de los 60s hasta hoy que mató la crítica?

Existe una razón que es indiscutible para quienes se quejan de esta situación: No hay quien haga crítica en los medios. Eduardo Hernández, director del programa de artes plásticas de la Escuela Superior de Bellas Artes y curador del Museo de Arte Moderno de una niega la existencia de algún crítico en la ciudad, y que de existir sería aquel cuyo uso del lenguaje artístico de cuenta de un vasto conocimiento en la materia, un observador frenético y un mediador entre la visión del artista y el público. Zapatos difíciles de llenar. ¿Por qué? El mismo Hernández responde “El trabajo del crítico incomoda, disgusta y enfada, pero es necesario. La crítica es la maestra de todas las artes, es ella la que mide el desempeño de los artistas, es la que educa al público pues ayuda apreciar minuciosamente las obras; su ausencia limita el avance del desarrollo artístico porque sin ella no hay quien exija a los artistas”.

¿Quién se le mide? NADIE. Es decir a todas estas no hay quien la haga, y si la hace, no hay quien la lea.
Germán Mendoza, director de Nuestro Diario, en tono seco pero contundente dice que la falta de crítica de arte en los periódicos se dejó de hacer por “pura flojera”.

Sin embargo la situación es mucho más grave que un montón de periodistas sentados en mecedoras. Lizeth Urquijo, maestra en artes y coordinadora del departamento de artes de la Universidad Tecnológica de Bolívar señala que la crítica de arte cesó porque nuestros artistas no han transcendido de lo moderno a lo contemporáneo.

El arte contemporáneo es exactamente el tipo de arte que no se hace en la ciudad, no hay instituciones que enseñen las nuevas tendencias plásticas que se hacen en el resto del mundo y sobretodo no se cuenta con la infraestructura necesaria para realizar estos tipos de trabajo.


Que hablen mal, pero que hablen

Libardo Tarriba pintor y profesor de arte de la Escuela Superior de Bellas Artes advierte que los vicios de la crítica de arte son tantos que a veces es mejor “que ni se haga” y cuando se haga, si es que se hace: Debe ser una crítica objetiva.

Aunque un artista no puede darse el lujo de pasar desapercibido por la crítica, la sentencia de Tarriba no esta lejos de ser verdad, pues como él bien lo dice “la vanidad de los críticos y de los mismos artistas es insoportable, ambos creen tener un evangelio y conocer la verdad absoluta…son batallas de egos que al final terminan en reseñas apasionadas de los críticos y en artistas maniáticos”

“Ante la falta de espacios en los medios de comunicación, la crítica se queda en la bohemia y en los tertuliaderos, y ni siquiera es crítica como tal, son simples trivialidades de vino”; añade el profe. Entonces ¿Dónde están los críticos? Al igual que las brujas de que los hay los hay: Ricardo Chica para televisión, o los hubo, Héctor Rojas Herazo(Q.E.P.D.) o ya no lo son, caso de Natalia Gutiérrez, Manuel Lozano, o José Ricardo Escobar.

¿Cuál es la solución entonces? Para Hernández está en desencarnar la figura del crítico. “Si bien la ausencia de críticos es un problema grave, no se puede pensar en ellos como los letrados y eruditos de antes que se encontraban en un mar de analfabetas; sino que la crítica moderna debe orientarse a un sentido más constructivo que parta desde los estudiantes, artistas y de la misma gente” “antes sólo hacían crítica los escritores, ahora todos puede ejercer ese papel desde Internet, en foros como los de Esfera Publica o desde los blogs”

Para Urquijo está en empezar a proponer una agenda de arte contemporáneo, de manera tal que los artistas empiecen a ofrecer a la ciudad algo más que acuarelas. “En la medida que los artistas estén a la vanguardia de las nuevas técnicas y procesos artísticos se le podrá demandar a la ciudad los espacios para presentar estos trabajos. Hacer critica en una ciudad como Cartagena es difícil porque siempre es de lo mismo y de los mismos, no se avanza”

Finalmente para Chica y Tarriba se trata de que los programas de arte en los colegios se ejerzan con suficiente seriedad y orientados a la formación de un público que realmente aprecie el arte, como pintura, televisión, música o cine.

Esperar una revolución en los diarios no es la tarea.
Sí lo es esperar que el sistema educativo cambie y la gente vea la importancia de las artes en un centro “cultural” como Cartagena.
Sí lo es esperar que los artistas asuman la contemporaneidad y se abran los espacios de exposición para que está llegue.
Tal vez sí lo es esperar el lanzamiento de la revista especializada Ojo al Arte, que mesiánicamente llenaría el vacío dejado por los medios. Lo malo es institucional, lo bueno dicen que habrán críticos.

El cementerio de crítica está ¿Quién tiene la culpa? No la vaca, pero ¿quién lo critica?

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Los tiempos de la cometa


Raúl es un viejo conocedor de los secretos para volar cometas, los aprendió de su padre y ahora quiere que su hijo, David, continúe con la tradición.

Él cuida cada detalle antes de empezar con su labor de vuelo, indicando a su pequeño hijo el lugar preciso para hacerlo.

Un terreno amplio en el que el cielo se vea con claridad es el espacio adecuado para intentar el despegue del barrilete.

Uno, dos y hasta 15 pasos cuenta David, con cometa en mano, antes de levantarla de cara al sol, en espera de que el viento sople a favor y permita su vuelo.

A la distancia Raúl habla fuerte intentando dirigir los movimientos de David, quien sin desdibujar la sonrisa en su rostro, sigue atentamente las órdenes, entendiendo que de ello depende el éxito o fracaso de su misión.

La brisa azota y el cielo se ve despejado. La cuerda que sostiene Raúl está tensionada y en las manos de David está el barrilete, que si pudiera hablar diría: suéltenme que yo me voy.

En unos instantes, eso es precisamente lo que ocurre. El papá le grita a su hijo la palabra clave: suéltalo. Y allá va, primero dando tumbos ondeantes y luego gracias a la experiencia del “viejo cometero”, elevándose firme por el cielo azul, que lo espera para probar de qué está hecho.

David, quien observa atentamente, ríe y corre al encuentro con su padre. Éste trata de sincronizar los movimientos de sus manos para equilibrar el vuelo del barrilete que él mismo le fabricó como regalo de cumpleaños.

“Papi yo quiero volar”, dice emocionado David; “espérate que esto es con calma”, replica el padre.

Sin perder de vista la cometa Raúl hace un nuevo llamado al pequeño, esta vez con el propósito de entregarle la responsabilidad de mantener en lo más alto la frágil cometa, que cada vez se aleja y se ve insignificante en la inmensidad.

Por fin se da para David lo que durante casi media hora estuvo esperando: tener en sus manos el que para él ha sido el mejor obsequio que le han podido dar en su corta vida.

Con el cambio de dueño, el barrilete se nota inestable, como exigiendo que lo dejen en paz, pero sólo es cuestión de segundos lograr que se acostumbre a unas nuevas manos que comienzan a soltarle más cuerda, pretendiendo llegar más lejos.

Raúl alerta al “nuevo cometero” sobre el riesgo que se corre queriendo llegar más alto de lo que se puede, “como no te avispes se te acaba el hilo y te quedas sin nada”. Un buen punto que David no sabía pero que desde ahora quedará registrado en su memoria para vuelos posteriores.

Pasa el tiempo y el pequeño sigue concentrado, calmado y acostumbrándose a la sensación de calma que produce sentir el movimiento del viento guiando las manos.

El ciclo se estaba cumpliendo, un abuelo que enseñó a un padre y éste que enseña a su hijo, eran la mejor muestra de la manera en que una tradición puede sobreponerse al paso de los años.

Este fue un ejercicio en el que David aprendió una nueva experiencia, que aunque sencilla lleva consigo el valor incalculable de una cultura que se resiste a ser olvidada y que ahora él podrá extender.

Para Raúl y su hijo más que un juego se trató del primero de muchos vuelos juntos, en el que algo queda claro y es que la cometa, como el ser humano, se eleva más alto en contra del viento, no a su favor.

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Batalla de Gallos del hip-hop costeño

Todos hablan, pocos riman, sólo los mejores improvisan y así fue en Cartagena, donde se cumplió una de las batallas eliminatorias para escoger el mejor "MC" de Colombia. Crónica con sabor a rap.



Lo que se vive es adrenalina pura, en un ambiente alegre, sano y de "hermanos". Así es una batalla de gallos, una batalla en la que sólo el que tiene la "lírica" y sabe de improvisación llega a ser el gallo mayor.
Aquí el idioma se trastoca, es una especie de "spanglish" que hay que hablar con los labios cruzados, en donde el cuerpo habla por sí sólo y está en perfecta armonía con lo que sale de los labios.
El rapero tiene que manejar la "actitud", tiene que ser repentista, bravo, un gallo guerrero, de los que sacan las espuelas cuando parece estar vencido, y para ello tiene un público que lo motiva y que les hace erizar la piel.

Los mejores “Mc”, es decir, los maestros de ceremonia, los raperos que mejor improvisan en Cartagena se dieron cita en una “batalla de gallos”, organizada por una empresa de bebidas energizantes, en la que los reyes del imperio hip hop cantaron su "lírica" y pusieron de pie a todos los que escuchaban las improvisaciones y el "flow" de la pista.
Todo era “bling, bilng” en la gallera la española, los grupos de hip hop de la ciudad y amantes del género se dieron cita aquí, para ver una batalla de verdaderos gallos. Los asistentes estaban vestidos para la ocasión, se veían gorras a medio lado, gruesas cadenas con dijes de grandes letras, suéteres grandes y anchos, pantalones a la cadera y aun más abajo, las nenas raperas con gafas grandes y muy modernas, peinados alocados a medio lado, blusas ceñidas al cuerpo, pero sin mostrar mucho, pantalones cómodos y descaderados, casi todas con zapatos deportivos, todos último modelo.


"Julo" vs"El Gato"


Comenzó la batalla

Mediante sorteo eran elegidos una pareja de “MC” para que entraran al redondel de la gallera, uno a uno se apoderaban del “mic” (micrófono) e improvisaban durante sesenta segundos, rimando con propiedad para convencer a un jurado conformado por los mejores “MC” de Colombia, aunque el apoyo del público era el que en realidad determinaba quien sería el vencedor.

Al final sólo quedaron dos gallos, Juan López, más conocido como "Julo" y Daniel Rodríguez, quien se apoda "el Gato Edit". Ahora, los dos se enfrentarían en dos rondas, al final se conocería quien sería el ganador.

Alrededor de ellos el público estaba de pie, era la batalla final, todos movían sus cabezas y brazos arriba y abajo al ritmo del bajo del los parlantes, las luces del lugar hacían juego con el espectáculo que se estaba presenciando, giraban de un lado otro y el éxtasis del momento consumía toda distracción. Los 'buuuuuuuh' resonaban en la circular gallera cuando alguno decía algo que lo dejaba fuera de lugar.

"Mc Julo" tenía su gente ganada, desde que pisó el centro del escenario su nombre no dejaba de hacer eco en el recinto, él con sus rimas empezó a "exponer un tema", durante un minuto, mientras, “MC Gato” guardaba silencio mirándolo atentamente.

Mc "Julo" improvisaba, el público se entusiasmaba y vitoreaba sus letras, todos aplaudían mientras él con sus "líricas" al "Gato" serio ponía. Los insultos de “Julo” no parecían tener efecto en él, “El Gato” estaba muy tranquilo o por lo menos eso parecía, acabaron los sesenta segundos y el turno fue para él.

Tal como lo había hecho hasta el momento, empezó a improvisar sin decir groserías, que es lo que por lo general hacen los “Mc” en las batallas de gallo, él había marcado sus presentaciones de esa forma, insultaba a los otros con frases más sutiles pero con gran impacto sobre su oponente.

Sus palabras salían de sus labios con mucho “flow”, “El Gato” improvisó por sesenta segundos y a “Julo” una buena lección de dio.

Para “El Gato”, esta es su primera presentación en una batalla de gallos, “Julo” está desde hace mucho tiempo improvisando en batallas y le ha dedicado al hip hop 12 de sus 22 años. Pertenece al "parche" MMC (María Mulatas Callejeras), y trabaja en lo que sea, como él mismo dice: es un guerrero.

Daniel, "El Gato", es un universitario de 20 años, diez de ellos entregados al movimiento hip hop. Este “Mc” no se dejó arañar, soltó sus líricas y sin vulgaridades siguió improvisando, pero es muy difícil ganar así, porque la batalla de gallos es eso, mostrar las espuelas, a ver quién tiene más, y muchas veces hay que recurrir a los insultos y las palabras de grueso calibre.

No pasó mucho tiempo después que “El Gato” terminara su presentación, cuando el jurado declaró a “Julo” el gallo ganador.

"Me siento decepcionado", fue lo que dijo el “MC Gato”, "pensé que sin decir vulgaridades podría ganarme al público, pero…", pero no se lo ganó, el gallo "Julo" le sacó las espuelas y lo venció.

Una gallina con espuelas

Sólo había una mujer entre los concursantes. Cindy Flores, quien se apoda "Glows"; asegura que se sintió presionada en un comienzo, porque sus contrincantes eran hombres, pero la verdad eso no fue lo que pareció, porque su manera de "tirar" era de tal calibre que intimidaba a sus rivales. En su primera improvisación, Cindy se vio muy confiada y contó con el apoyo del público que se moría de ansias por ver como una mujer atacaba con improvisación al nene con el que se enfrentaba. Esta nena del hip hop logró colarse hasta la segunda ronda, donde el "Gato", la sacó de competencia.



Glows, improvisando
Desde los nueve años Cindy está improvisando, porque lo lleva en la sangre, su padre es "el más" de los raperos, "el Rapero Farra", quien se escuchó nombrar muchas veces durante las improvisaciones.

Cindy, se siente muy orgullosa por que representó a las mujeres en el escenario y de veras que seguirá cantando. Su cabello rizado alocado y su pinta rapera hablan de su pasión por este imperio.

En Cartagena hay aproximadamente 16 gremios de Hip Hop, como Alianza Expresión Cultura, Real Academia, Real Conection, Dinastía, La heroik, MMC, entre otras, la mayoría de los integrantes de estos grupos son de los barrios populares, pero están conformados por jóvenes de todos los sectores de la ciudad, amantes del género.La batalla de gallos en Cartagena, fue la eliminatoria para escoger al mejor cantante de hip hop en la ciudad y llevarlo a la final nacional que será en Cali.

El gallo ganador cartagenero "Julo", espera ser el mejor de Colombia y así lograr la unión del hip hop en la ciudad, para hacer de este un verdadero imperio.



¿Qué es?
En el movimiento hip hop, una batalla de gallos es un enfrentamiento entre dos MC (Maestros de Ceremonia), donde con improvisaciones “insultan” al contrincante para derrotarlo y ganarse al público. Es muy importante la rima y el contenido de la letra para ganar una batalla

Glosario Hip Hop

BLING BLING: evoca el sonido de las cadenas que los raperos de USA llevan al cuello, en realidad es una expresión onomatopéyica. Muy común de oír en el rap gangsta, también llamado gun rap.

FLOW: viene del inglés fluidez. Capacidad del MC para rimar sobre una base y cantar con estilo.

MC: es un Maestro de Ceremonias, el que rima, es la persona que coja un micrófono en cualquier lugar y haga moverse a la gente, no vale solo con escribir y cantar en tu habitación.

BOLO: es un concierto.

GANGSTA: en el Rap es un estilo que describe generalmente canciones sobre sexo o violencia y también críticas muy duras sobre alguien o algo, como la política, la gente, etc.

GUETO: normalmente suele ser la parte pobre y más conflictiva de un pueblo o ciudad.

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miércoles, 3 de octubre de 2007

“CHAMPETA” MADE IN CARTAGENA

“La champeta es como la luz del sol, se ocultó en la noche, pero nuevamente le llegó su amanecer”
Viviano Torres

La fusión de la batería, las guitarras eléctricas, el bajo, las congas y el sintetizador, dio como resultado un ritmo contagioso que conjuga todos los aires del Caribe y áfrica, al que denominaron “Champeta”.

“Este ritmo para alegrar el alma, nació en Cartagena como expresión de esa sangre africana que llevamos dentro y que forma parte de nuestra identidad, aunque muchos se nieguen a aceptarlo”, así define este género el vocalista de la agrupación Anne Swing, Viviano Torres, un palenquero con pelo rasta, tez morena y vestimenta bohemia, que suspira mientras habla de este ritmo al que considera la filosofía de su vida.

Anne Swing al igual que grupos como Son´Palenque, Kusima, entre otros, encontraron una plataforma para impulsar su música en el festival internacional de música del Caribe, realizado en 15 ocasiones en la ciudad, y que convocó agrupaciones de algunas islas caribeñas y África.

Desde 1982, la champeta compartió la tarima con las agrupaciones internacionales que venían al festival, y que exponían géneros como el soukous de África, el reggae de Jamaica, el Calipso de Trinidad y Tobago y el compas de Haití; ritmos que al pasar de los años fueron agregando elementos al incipiente ritmo de la champeta, haciéndola cada vez más rica y popular.

Palenque, tierra de afrodesendientes, hijos de los hijos de esclavos que en el pasado tiraron sus cadenas para sentirse libres del yugo español, es hoy la cuna de los primeros exponentes de este género, Viviano Torres, Luis Tower, Melchor Pérez y Charles King, alzaron sus voces desafiantes para expresar su sentimiento de libertad, y le regalaron la champeta al mundo.

Si bien es cierto que el festival de música del Caribe consolidó este ritmo y le dio nombre propio, quien lo dio a conocer entre la clase popular de Cartagena fue el pick up de “El Rey de Rocha”, o la “la discoteca de los pobres”, como lo llama Viviano, una máquina de sonido que ha hecho vibrar a miles de cartageneros con este ritmo que llevan a flor de piel.

Decenas de personas bailando al ritmo de la música, pases sensuales y sugestivos que de seguro han sido la causa de la llegada de más de un niño al mundo, hacen parte del ambiente que se vive en las casetas, un espacio que sin duda constituye una expresión de la cultura Caribe, y en especial de la cartagenera.

Aunque en sus inicios este género sólo fue acogido por los sectores populares de la ciudad, con el pasar de los años y el apoyo que le dieron las emisoras tropicales; la champeta se puso de moda y hasta la clase alta de la sociedad cartagenera se dejo de estiramientos y bailó al ritmo de temas como Paola y la mujer del policía.

Nuevas generaciones de champetudos han recibido la herencia de sus primeros exponentes, y gracias a la gran aceptación por el ritmo en el año 2001 una empresa disquera mundialmente reconocida como la SONY Music, grabó un disco con temas del Sayayin, Mr Black y El Afinaito; “La Champeta se Tomó a Colombia” fue el título de la producción, y definitivamente lo había hecho, convirtiendo este en un hecho sin precedentes que marcó un antes y un después para este género.

La champeta desde que surgió hasta nuestros días ha sido tachada por ciertos sectores de la sociedad. Viviano Torres, quien se declara un eterno defensor del género, expresa su sentimiento de inconformismo para con los que quieren minimizarlo, y excluirlo de las manifestaciones culturales de la sociedad cartagenera.

Para Viviano esta música lo que ha hecho es rescatar valores importantes de la cultura Caribe y de manera popular ha venido haciendo un aporte importante a la sociedad, “muchos jóvenes que venían muy mal, han encontrado en la champeta una forma de mostrarse y de demostrar que tienen condiciones para vivir en la sociedad”.

Siempre se habla que este género hace apología la violencia, y que la champeta es para bandidos, drogadictos, prostitutas o simplemente para gente corroncha o con mal gusto; para Viviano Champetudo sencillamente es la persona que le gusta la champeta, que la siente en la sangre y que expresa ese sentimiento. “La música es para construir, no para destruir, es un medio de comunicación que todos debemos escuchar y entender”.

Para los años 2005 y 2006 la champeta fue desplazada de las cadenas radiales tropicales por el reggaetón, decenas de artistas internacionales de este género, se tomaron los primeros lugares en los tops realizados por las emisoras, y pusieron a cantar sin mayor complicación letras vulgares y sugestivas a las audiencias, caso que a la champeta le costó mucho trabajo conseguir.

El fenómeno del reggaetón fue un experimento radial, que en su momento dio resultado, así lo cataloga Mincho Paternina, sin embargo, tarde o temprano la gente termina volviendo a lo suyo y la champeta en el 2007 regresó a la programación de las emisoras, por solicitud de la audiencia, y según los sondeos realizados en la ciudad, los oyentes se saturaron del reggaetón y reclamaron nuevamente el género que nació en sus tierras.

En Cartagena ya se extrañaba montarse a un bus y no escuchar una champeta, o encender la radio y que no sonara una; nuevos temas se están apoderando de las fiestas de los cartageneros, y si no me creen, pregúntele al cantante Michel, quien últimamente ha estado llorando mucho por una “Rajita”, o a Alvaro el Barbaro que está como “Amañaito” en las emisoras locales, y ni que decir del Papo Man, quien ahora se hace llamar “El Capo de los pobres” o al famoso Mr Black que grita por segunda vez “Soy Champetuo ”.

Lo cierto es que la champeta regresó a las pistas de baile cartageneras y parece que para quedarse, este compendio aires del Caribe con influencia africana, ha puesto a bailar nuevamente a todos los estratos de la heroica, definitivamente hay que apoyar este género que ha luchando permanentemente por el reconocimiento en la ciudad, para que un día ojalá no muy lejano, se pueda exportar como un producto de calidad, de Cartagena para el mundo.


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lunes, 1 de octubre de 2007

Gira que gira

Son muchas las generaciones –en especial de hombres- las que en su infancia se han entretenido con un pequeño juguete de forma cónica que se acompaña de una cuerda:el trompo.
Su funcionamiento consiste en enrollar la cuerda alrededor del trompo y halar con fuerza de uno de sus extremos, a la vez que se lanza el conjunto de cuerda-trompo contra el suelo, así, se consigue que el trompo gire sobre su punta, manteniéndose erguido y girando en el suelo.

Jugar “a los trompos” ha sido uno de los juegos más populares y extendidos en nuestro país al igual que en el resto de Latinoamérica, sin embargo, ha sido sustituido gradualmente por juegos más novedosos.

Según la Biblioteca Virtual Luís Ángel Arango, se tiene conocimientos de que el trompo data del año 4000 a C, y de que se han encontrado algunos ejemplares elaborados en arcilla en la orilla del río Eufrates, también se sabe que los romanos y los griegos tenían este elemento como juguete, de igual manera las culturas de oriente, China y Japón, quienes fueron los encargados de introducirlos en occidente.
Por otro lado, en su sitio web, la Embajada del Japón en Uruguay afirma que Los trompos fueron introducidos al Japón desde China y Corea aproximadamente 1200 años atrás. Como muchas otras importaciones, primero fueron disfrutados por los aristócratas, extendiéndose luego a la gente común.
A fines del siglo XVIII los llamados “trompos peleadores” también eran muy populares, y se usaban en el juego donde algunas personas apostaban sus casas y toda su fortuna a su trompo favorito.

Se cree que este juego de origen arcaico está asociado con rituales de adivinación e interpretación de presagios. No obstante, su uso más frecuente es el que la gran mayoría conoce: el del juego, tan extendido como para dar origen a expresiones coloquiales como “báilame ese trompo en la uña” muy usadas en países latinoamericanos como México, Venezuela y Colombia.

Según el portal de internet http://www.educar.org/ hay rastros de trompos en pinturas muy antiguas y en textos literarios que citan el juego, también hay diversos ejemplares de trompos americanos en México y en Argentina que dan testimonio de su permanencia en el tiempo. De ésta manera las características del trompo en cuanto a formas y tamaños, según la región son totalmente variados, y han llegado a hacerse trompos de todo tipo de materiales y modelos, con luces, musicales, con resortes internos, etc. pero el tradicional es el de madera y cordel.

Seguramente la tecnología en los juguetes incrementará con el paso del tiempo, y muy posiblemente los trompos, como ya es sabido, serán parte de esto.
Lo seguro es que el “jugar a los trompos” será una actividad que se negará a ser eliminada, mientras, siga dando vueltas en los recuerdos nostálgicos de la infancia, el trompo que alguna vez todo niño hizo girar.

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¿ACASO LA NUEVA GENERACION LE TEME AL COCO?


El cocos nucífera o cocotero es una palma muy bella de donde brota el famoso coco, una fruta cuyos múltiples usos le atribuyen a su planta calificativos como el árbol de la vida o la joya de los trópicos. A esta fruta se le ha literalmente sacado el jugo, para atribuirle diversas funciones. Destacándose como una de las más importantes la de enriquecer la gastronomía, sobretodo la de nuestra región caribe.

Los platos de las familias cartageneras estuvieron mucho tiempo caracterizados por diferentes arroces, dentro de los que se incluía siempre el coco como ingrediente principal o complementario.

Entre esos se destaca el arroz con coco y ahuyama, yuca o plátano, el arroz con coco y camarones frescos, mojarras ahumadas, queso criollo, carne salada o maíz verde, el arroz con coco corriente, el frito en titoté (leche de coco dorada), el aguado y el arroz con coco y pasas.

Lastimosamente esa cocina tradicional que incluía en muchos platos al coco ha tendido a desaparecer por los cambios de los gustos colectivos y la influencia de combinaciones entre pereza, comida rápida y afán cotidiano que convierten en angustioso y desesperante el pensar dedicarle un mínimo esfuerzo al arte de la cocina.

María Cañate, una palenquera versada en el uso del coco, piensa que la razón que más impide que los cartageneros continúen la tradición en sus propios hogares es lo dispendioso de la labor, pues se le debe agregar dedicación, empeño y sobretodo, se debe tener experiencia.

También es recomendable escoger el coco más adecuado para la preparación de arroces y dulces. La palenquera María explica que “el coco debe tener la cáscara negrita y por dentro debe ser cantudo”, es decir, con su carne gruesa apta para ser rayada y procesada.

Las palenqueras tienen la firme creencia de que la tierra donde crece el mejor coco es San Blas, y aunque Maria no sabe identificar dónde está ubicado este lugar, espera con ansias el coco que traen desde esa comarca indígena de Panamá que se extiende en diminutas islas hasta Colombia.

A la identificación del mejor coco para la cocina se le suma el hecho de tener que abrirlo para disfrutar sus propiedades, las palenqueras usualmente lo hacen con una piedra o con un pedazo de hierro, lo que también implica una técnica. María asegura que la clave está en la fuerza con que le pega al coco, una fuerza que ella sabe medir por su práctica pero que queda muy difícil de determinar cuando dice que “casi siempre es un solo golpe por la mitad, pero ni muy suave ni muy duro”.


Una forma novedosa de incentivar el gusto por el coco en los niños y de darle un nuevo uso a esta fruta es con la receta del Flan de Coco. El chef e instructor de cocina, Elías Pardo, indica que “sólo se necesitan tres huevos, una taza mediana de leche condensada, leche entera y 150 grs de coco rallado”. Desde la docencia él procura enseñar, además de lo tradicional, ideas sencillas como el Flan para que el uso del coco sea mucho más variado.

Es cierto que el aceite del coco es la grasa vegetal con el índice más alto de ácidos grasos y por tanto su consumo excesivo podría resultar riesgoso para las personas con problemas cardiacos al elevar los niveles del colesterol en la sangre. Pero eso no implica que tenga que desaparecer de nuestros hábitos alimenticios.

Si se analiza con detalle son mayores los beneficios que el coco puede brindar pues, entre otras cosas, destaca su aporte de fibra que mejora el tránsito intestinal y contribuye a reducir el riesgo de ciertas enfermedades, lo que lo convierte en alimento adecuado para todos los segmentos de la población sana, en cantidades moderadas y de manera ocasional.

La nutricionista, Carmen Cabarcas, señala que “el coco es un alimento muy rico en sales minerales que participan en la mineralización de los huesos y destaca su contenido de fibra, que le confiere propiedades laxantes, contribuye a reducir las tasas de colesterol en sangre y al buen control de la glicemia en la persona que tiene diabetes.

“Por su alto valor energético, deben moderar su consumo las personas que tienen exceso de peso y por su elevado aporte de potasio, no se aconseja a quienes tienen insuficiencia renal y requieren de una dieta controlada en dicho mineral. Sin embargo, quienes toman diuréticos y las personas con bulimia se beneficiarán de su consumo, ya que en el coco abunda dicho mineral”.

Aunque a la nueva generación de cartageneros no les preocupa de tal manera su salud y tampoco le temen al coco, la pereza que les causa esta fruta ha sido aprovechada por las palenqueras para mover sus propias finanzas.

Ellas han logrado mantener vivo el sabor del coco en los cartageneros, a través de la venta de las alegrías con coco, cocadas, cazabitos, dulce de coco con leche y demás artesanías culinarias.

También el enyucado es un producto admirable de la creatividad, las manos sensibles de las mujeres caribeñas, heroínas del mundo dulce, unen la yuca, el anís en grano, el queso criollo y el coco para lograr una tortilla original, fácil de conseguir en las calles de muchos barrios cartageneros.

Y aunque el coco verde no es recomendado para la preparación de los tradicionales platos, también es útil en la gastronomía actual. Es un excelente aperitivo pues el agua que sale de su interior es muy refrescante y su cáscara puede hacer las veces de vaso.

Sacarle el jugo al coco con ideas novedosas, sin dejar de lado la esencia de la tradición al evitar la pereza, es la mejor opción para seguir marcando la diferencia con una forma original de entender la gastronomía, donde no sólo participen las palenqueras y los chef sino también las empleadas domésticas, las amas de casa, sus esposos y hasta los jóvenes, esa nueva generación que construye sus propios gustos, entre los que indudablemente debe tener cabida el coco que no asusta.

Preparación del Flan de Coco

Batir las yemas, añadir la leche condensada, la leche entera, el coco y por último las claras a punto de nieve. Echar todo en un molde. Cubrir con papel de estaza y tapar. Ponerlo en baño maría durante 25 minutos. Apagar y dejar 10 minutos en el agua. Una vez frío darle la vuelta y espolvorear coco rallado por encima.

Más allá de la gastronomía

Los múltiples usos del coco llegan a extremos tan increíbles como crema antiarrugas y aceite bronceador para la piel, cuyos efectos no han sido comprobados científicamente pero representan gran popularidad en los turistas que llegan a Cartagena, pues es la idea que venden las palenqueras en las playas.

Además mueve la industria con la copra (aceite que se obtiene del fruto) como materia prima para la extracción de aceite de uso alimenticio y en productos de higiene corporal y cosmética. El hueso que cubre la copra se emplea para producir carbón y carbón activado o como combustible para calderas. En la ganadería la harina de coco, un subproducto de la extracción del aceite, se usa como alimento para el ganado y las hojas se emplean como forraje para el ganado vacuno en épocas de escasez.


En agricultura el polvo de la estopa se usa en suelos arenosos ya que mejora la retención de agua y la textura del suelo. Además, los productos residuales de la extracción del aceite se utilizan para preparar abonos orgánicos. La fibra puede usarse como sustrato hortícola alternativo en el cultivo sin suelo. En la artesanía la concha se emplea para fabricar botones, cucharas, adornos, etc. La fibra, resistente al agua de mar, se utiliza para cables y aparejos de naves, hacer mantas y bolsos o incluso escobas y cepillos.

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